Vacantes en el Ministerio de Minas y Energía de Colombia generan inquietudes en el sector energético


 Colombia

El Ministerio de Minas y Energía de Colombia lleva varios meses con vacantes o funcionarios encargados en los dos viceministerios y en varias entidades decisivas. A la sensación de desamparo expresada por varias voces del sector, se suma el agobio producido por la llegada de las sequías con el fenómeno climático de El Niño. Para los expertos resulta evidente que no es el momento para tropiezos institucionales en un país cuya matriz eléctrica depende del agua en un 70%. El horizonte parece complejo.

Entre los cargos acéfalos se cuentan el viceministerio de Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). Y en la Comisión de Regulación a la Energía y el Gas (CREG), el órgano técnico e independiente más importante, cinco de los seis comisionados son encargados y están vinculados al Gobierno. Un asunto controversial porque la independencia del Ejecutivo forma parte del espíritu de la CREG, con expertos externos que trabajan con dos representantes de Hacienda y Minas. Por lo pronto, el único comisionado nombrado en propiedad es el director ejecutivo, José Fernando Prada.

“Cualquier razón que haya detrás de las demoras en los nombramientos”, considera Manuel Maiguashca, exviceministro de Minas y Energías, “resulta inconveniente. Si varios expertos de la CREG son empleados de un ministerio, no son independientes, y le estás castrando la autonomía al regulador. Pasa el tiempo y queda la suspicacia: ¿por qué no nombran a los que están en propiedad y solucionan un problema de fondo?”. Al designarlos comisionados expertos, los encargados dejarían de formar parte de la nómina y jerarquía ministerial para dedicar su tiempo por completo al trabajo del regulador: “No son reglas establecidas, pero suele haber unos que se especializan en temas de combustibles, otros de gas, otros de electricidad. Hoy no es claro quién se encarga de qué”, zanja el exviceministro de Energía Miguel Loreto.

Jorge Valencia, exdirector de la comisión durante parte del Gobierno pasado, señala como consecuencia cierta “banalización” en las proyecciones de abastecimiento de agua: “Los cálculos que he escuchado para el manejo del verano, que aún no sabemos si será seco o extremadamente seco, no me cuadran”. Sin menospreciar la capacidad de los funcionarios actuales de la CREG, presiente que, según sus informaciones, aún falta precisión en temas como el “comportamiento de las cuencas, los balances energéticos u otros detalles del sistema”.

Por eso sostiene que no está de más recordar que del trabajo técnico entre la comisión y el Ministerio depende la “confiabilidad del sistema”, más allá de “otro tipo de consideraciones políticas”. Lotero opina que se trata de una “situación compleja para un sistema eléctrico que está sufriendo un momento de estrés”. Colombia, situada en una zona tropical, está expuesta cada cuatro o cinco años a fenómenos de sequía que ya empiezan a ser tangibles: “Por eso se requiere un manejo regulatorio adecuado, por un lado, y por el otro una gestión operativa de los encargados del ministerio, coordinando a las entidades del sector al detalle”.

Desde algunos de los gremios que representan la cadena de suministro de energía, se quejan de un supuesto corto circuito en la comunicación con Palacio. Si en otros Gobiernos las reuniones con los ministerios involucrados se desperdigaban a lo largo de cada mes, dicen, ahora se agendan a cuenta gotas. Adicionalmente, prosigue Miguel Lotero, “hay una serie de retos importantes de modernización del sector que no han avanzado”. Entre ellos menciona la transformación energética estipulada como prioridad por el Ministerio: “Esa es una tarea de la comisión y no está sucediendo ni va a suceder hasta que haya unos comisionados responsables”.

El evidente bloqueo en otras líneas de trabajo del sector, y sobre todo la tardanza en la designación del funcionariado, es una realidad que otras carteras han atravesado. Pero, a un año de la toma de posesión de Petro, los expertos lo encuentran inexplicable. Para mediados de julio pasado la hoja de vida de la ingeniera eléctrica Ángela María Sarmiento alcanzó a salir publicada en la web de la cartera como nueva viceministra de Energía. No obstante, pocas horas después, en paralelo a la salida de Irene Vélez de la cabeza de la cartera, el currículo desapareció abruptamente y hoy el puesto cumple seis meses vacante.

La palabra “estrés” también se repite en las palabras de Milton Montoya, director del departamento de derecho minero energético de la Universidad Externado. “Los viceministerios, tanto el de Minas como el de Energía, han tenido durante esta administración personas designadas que han durado a lo sumo seis meses”. Según su experiencia, el mensaje de “preocupación” es inocultable: “Son viceministerios de ejecución, encargados de aterrizar las políticas públicas que se formulan. Son sectores técnicamente complejos que en menos de un año es improbable que logren resultados”. Además, añade Montoya, no hay seguimiento a la evolución del plan de Gobierno sobre el terreno y los funcionarios que van llegando “necesitan un tiempo de curva de aprendizaje y formar su equipo”.

“A los que estamos revisando los datos nos preocupa mucho el escenario de Colombia en 2025 o 2026″, remata Montoya, “en términos de capacidad para abastecer la demanda de energía eléctrica y la de gas, y que efectivamente entren en operación los proyectos de renovables que enfrentan problemas con las consultas previas y el relacionamiento con las comunidades en la Guajira, por ejemplo”. Tomás González, que fue viceministro y ministro de Minas y Energía, añade que navegar sin viceministros resulta equiparable a publicar un periódico sin editores: “Va a tener menos y peores historias. La diferencia es que en el sector público usted lo que tiene que producir es políticas públicas y de regulación. El viceministro coordina, organiza, establece agenda con las empresas del sector. Sin eso, todo se hace muy difícil”.

Fuente: El País

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