El presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido por su postura civilista-juarista, admitió la necesidad de cambiar de enfoque ante la cruda realidad que encontró al asumir el cargo. Ante la corrupción rampante y la situación catastrófica del país, se vio obligado a recurrir a las fuerzas armadas para asegurar la estabilidad y el orden.
En su más reciente conferencia, el presidente reconoció que uno de los mayores desafíos ha sido enfrentar el incremento de homicidios. Aunque rechazó la idea de que haya más inseguridad que en administraciones anteriores, admitió que los índices de homicidios han sido preocupantes.
López Obrador elogió el papel fundamental del Ejército y la Marina en la preservación del orden y la seguridad nacional. Destacó su contribución al crecimiento económico y la generación de empleo, reafirmando su compromiso con las fuerzas armadas.
Al ser cuestionado sobre su postura previa, donde abogaba por la primacía de civiles en el gobierno, el presidente respondió que, si bien se considera un juarista civilista, su prioridad es transformar el país. Ante la corrupción sistémica encontrada, tuvo que apoyarse en las fuerzas armadas, reconociendo su papel crucial en este proceso.
En cuanto a las críticas sobre el aumento de homicidios durante su mandato, López Obrador señaló que la creación de bandas delictivas se gestó durante gobiernos anteriores, especialmente durante el periodo neoliberal. Destacó que, si bien la cifra de homicidios ha sido alta, se ha registrado una tendencia a la baja desde el inicio de su administración, con un 22% menos de incidencia delictiva en comparación con años anteriores.
El presidente también hizo hincapié en la necesidad de mantener esta tendencia descendente durante el último año de su mandato, para no dejar una carga adicional al próximo gobierno. Reconoció que el Ejército no está exento de errores, pero aseguró que nunca se ha dado la orden de reprimir al pueblo desde su administración.
Fuente: La Jornada