De cámaras vintage a cajas de fósforos: la misión de un antropólogo para evitar el olvido

 

Mosaico

En plena era de la digitalización y la inteligencia artificial, el antropólogo Aditya Vij ha dedicado su vida a rescatar y conservar objetos históricos que representan capítulos fundamentales de la evolución tecnológica y social.

Su residencia en Nueva Delhi funciona como un museo privado donde se exhiben cámaras antiguas, máquinas de escribir oxidadas, radios vintage y cajas de fósforos que, en su tiempo, tuvieron usos cotidianos, incluso en contextos informales o clandestinos.

Con más de 30 años de experiencia como coleccionista, Vij ha reunido miles de piezas que abarcan desde fósiles prehistóricos hasta objetos del siglo XX, todos debidamente documentados para resaltar su relevancia histórica y cultural.

“Cada objeto salvado es una victoria contra el olvido,” afirma Vij. “Mi misión es preservar estos vestigios para que las futuras generaciones puedan entender cómo era la vida antes de la tecnología actual.”

Uno de sus intereses más notables es la colección de más de 22,000 cajas de fósforos, algunas con más de cien años de antigüedad. Estas piezas reflejan distintas épocas a través de sus ilustraciones, que van desde símbolos religiosos hasta representaciones políticas de su tiempo.

Vij destaca que el valor de su colección no está solo en la posesión material, sino en el proceso de búsqueda y recuperación, que le permite conectar con distintas culturas y momentos históricos.

La preservación de estos objetos, explica, es una forma tangible de invitar a la reflexión sobre un tiempo en que la vida y las decisiones tenían un ritmo más pausado y artesanal.

Muchas de sus piezas han sido adquiridas en circunstancias fortuitas. En una ocasión, detuvo a un chatarrero que estaba a punto de destruir una radio antigua, salvándola gracias a una acción rápida.

Su objetivo es convertir su espacio en un museo que funcione como un recurso educativo para niños y jóvenes, ofreciendo experiencias directas con tecnologías y objetos que ya no se encuentran en uso común.

Padres y educadores solicitan visitas para que las nuevas generaciones puedan interactuar con máquinas de escribir, cámaras analógicas, teléfonos de disco y otros artefactos, con el fin de comprender mejor la evolución tecnológica y social.

“Cuando los niños descubren que estas herramientas existieron, se intensifica mi compromiso de preservar esta memoria,” comenta Vij.

Ante la rápida obsolescencia tecnológica, el antropólogo subraya la importancia de archivar estos objetos como parte integral del patrimonio cultural.

“Es fundamental que las nuevas generaciones reconozcan el valor de la historia para mantener viva la conexión con el pasado,” concluye.

Fuente: La Jornada

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