Estados Unidos
En una votación dividida y cargada de tensión política, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por un estrecho margen una resolución presupuestaria que contempla recortes fiscales por 4,5 billones de dólares y una reducción del gasto federal de 2 billones en la próxima década. Esta medida allana el camino para la implementación de los principales pilares de la agenda del presidente Donald Trump.
La resolución, aprobada con 217 votos a favor y 215 en contra, enfrentó una fuerte oposición por parte de los demócratas y generó una división dentro del propio Partido Republicano. Mientras que los sectores conservadores exigían recortes de gasto más profundos, algunos republicanos moderados mostraron su preocupación por el impacto en programas clave como Medicaid.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, quien lideró los esfuerzos para consolidar el apoyo republicano, señaló que la votación fue un paso fundamental para cumplir con las promesas de campaña de Trump. "Esta es la primera fase de un esfuerzo histórico para reformar nuestra economía y reducir el tamaño del gobierno", declaró Johnson tras la aprobación.
Momentos antes de la votación, la sesión estuvo marcada por intensas negociaciones entre los líderes republicanos y legisladores indecisos. En un giro inesperado, la votación fue inicialmente cancelada y posteriormente reanudada tras una intervención de último minuto de Johnson, quien logró convencer a los republicanos reticentes.
Finalmente, el representante Thomas Massie (R-Kentucky) fue el único republicano que votó en contra de la medida, mientras que legisladores moderados, como Victoria Spartz (R-Indiana), cambiaron su postura tras recibir garantías de la administración sobre la protección de ciertos programas de salud.
El plan aprobado establece un tope de 4,5 billones de dólares en recortes fiscales durante la próxima década, sin especificar aún qué impuestos se verán reducidos. También contempla un recorte de 2 billones de dólares en el gasto público, con posibles afectaciones a Medicaid y programas de asistencia alimentaria. A la vez, se propone un aumento de 300.000 millones de dólares en seguridad fronteriza y defensa, así como un incremento del límite de deuda en 4 billones de dólares.
Los demócratas han criticado duramente la medida, argumentando que beneficiará principalmente a los estadounidenses más ricos y podría generar un aumento en el déficit federal. "Este presupuesto es un asalto directo a las familias de clase media y trabajadora", advirtió el representante Brendan Boyle (D-Pensilvania).
Por otro lado, el ala conservadora del Partido Republicano ha insistido en la necesidad de garantizar recortes reales en el gasto para evitar un incremento del déficit. "Reducir impuestos sin reducir el gasto es una receta para el desastre fiscal", señaló Massie.
Ahora, la resolución presupuestaria se encamina al Senado, donde se espera un debate aún más intenso. La propuesta podría enfrentar obstáculos en su aprobación final, especialmente si no logra convencer a republicanos moderados preocupados por los recortes a programas sociales.
Este es solo el inicio de una batalla legislativa que definirá el rumbo económico del país en los próximos años. Con un Congreso dividido y la oposición demócrata decidida a frenar la agenda de Trump, el desenlace sigue siendo incierto.
Fuente: The New York Times